COMUNIDAD DE CIENTO UN DESAHUCIADOS EN VEINTITRÉS PALABRAS

XXXIII

No encontró las palabras abandonadas en el dormitorio ahora deshabitado. Ni esas huellas que ya fueron ayer aunque seguían esforzándose en lo contrario.

(Modisto)

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XXXII

Le pegó la vida en mitad de su triste boca un chispazo de felicidad, cuando creía que ya se sepultaban las últimas oportunidades.

(Modisto)

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XXXI

Mi sueño siempre fue trabajar en un circo, voltear desde el trapecio en el aire mi cuerpo, hasta hacerlo encontrar con el tuyo.

(Modisto)

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XXX

No nos dijimos nada. Tan nada, que no quisimos construir ni un mínimo adiós, para así evitar antes, el esfuerzo atroz del saludo.

(Modisto)

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XXIX

Por muchos años que viviera en palacios o tugurios, nada le conmovería como el retrato de su madre besándolo en los días compartidos.

(Modisto)

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XXVIII          

Difícil saber por qué precisamente nevó sobre aquella carretera cuando huían del abrazo con cordialidad de veneno. Ni por qué aún ese olvido.

(Modisto)