COMPLEMENTOS
CIRCUNSTANCIALES
Cuenta la leyenda, que
un mono saltó la verja del palacio, trepó hasta la ventana del dormitorio del
conde, y una vez dentro, allí se le presentó al noble que estaba a punto de
acostarse y al que incomodó esa inesperada visita, pero que según le dijo, solo
llegó para preguntarle qué podía hacer a partir de ahora. Entonces, el conde
con una falsa sonrisa, le explicó que lo único que podía hacer era apoyarles a
él y a los suyos, que habían sido un valor seguro de unidad y de orden, y que
eso se lo hiciera saber a todos los monos de su familia y a los conocidos y
amigos. Y así lo hizo, creyendo el mono que aquello era lo mejor, y que de lo
contrario, todos los valores y tradiciones de su civilización de cientos de
siglos, serían aniquilados por los salvajes que no defendían ni una patria ni
una bandera ni una religión que los cobijara a todos. A fin de cuentas, el
conde sabía muy bien que al final, como ocurrió, los monos seguirían siendo los
sirvientes y los juguetes de recreo de la nobleza y de los poderosos en general,
como una lluvia fina y calaera de violencia sin disparos, donde los que sufrían
habían cumplido con su deber de ciudadanos sumisos.
(Modisto)