Las aventuras de Deperente VII
¿Por qué pensaron en Deperente para este
extraño caso? Pues se pensó en él dos días después de que se evaluara la
situación, y de ver cómo había quedado la casa tras el robo: desgraciadamente,
todo muy patas arriba. La dueña de la casa, Karen Winslow, una cincuentona que
vivía sola con un pajarito, se ausentó de casa una semana de diciembre para
pasar la Navidad
con su hermana en Boston. En esa semana, el ladrón se instaló a cuerpo de rey,
comió, bebió, fumó, vio montones de películas de la buena colección de la
señorita Winslow, y no solo se rio con algunas de ellas, sino que también lloró
con otras muchas. Finalmente, al marcharse, también se marcharon con él todos
los objetos de valor de la casa.
Entonces, ¿por qué Deperente?
Algún agente entre tanto desorden había
descubierto en una cuartilla, escrito, un poema de amor dedicado a Karen.
Deperente miró el papel, leyó el contenido, lo volvió a leer y volvió a mirar
el papel, se sentó en un sillón orejero, encendió un cigarro, miró las volutas
estrellarse contra el techo. El agente no salía de su asombro. Deperente
comenzó a sonreír.
-Agente, pregúntele a la señorita Winslow
qué encuentro sorprendente ha tenido en el último mes o algo más de una mes,
pero no mucho más. Alguien a quien hacía años que no veía, muchos años, desde
el instituto o la universidad.
(Modisto)