viernes, 28 de septiembre de 2018


COMUNIDAD DE CIENTO UN DESAHUCIADOS EN VEINTITRÉS PALABRAS LXIV

Desde las profundidades de mí, acabé abriendo todas las carreteras y oculté todos y cada uno de los envoltorios que me hacían innecesario.

(Modisto)

sábado, 22 de septiembre de 2018


COMUNIDAD DE CIENTO UN DESAHUCIADOS  EN VEINTITRÉS PALABRAS

LXIII

Revisando por las rendijas de su memoria, recordó, no sin esfuerzo, los momentos agrietados de su juventud y los campos abandonados y vallados.

(Modisto)

viernes, 14 de septiembre de 2018


COMUNIDAD DE CIENTO UN DESAHUCIADOS  EN VEINTITRÉS PALABRAS

LXII

La gente ignoraba como me ignoro y me olvido y me abandono hasta de mi nombre en el escenario sin luces donde habito.

(Modisto)

miércoles, 12 de septiembre de 2018


COMUNIDAD DE CIENTO UN DESAHUCIADOS  EN VEINTITRÉS PALABRAS

LXI

Soñaba con un hombre acostado sobre las rocas de un amanecer, que soñaba con un desconocido intranquilo que dormía y que lo soñaba.

(Modisto)

sábado, 8 de septiembre de 2018


COMUNIDAD DE CIENTO UN DESAHUCIADOS  EN VEINTITRÉS PALABRAS

LX

Dudó entre un veneno diluido en leche, o la frialdad de una pistola sobre la sien, para acelerar el cobro de la herencia.

(Modisto)

viernes, 7 de septiembre de 2018


III.       Disparar por disparar.

Ver fotografías en blanco y negro es una máquina natural de retroceso en el tiempo. Todos se ven más jóvenes, eso es evidente, lo mismo de evidente que muchos de los que están en aquella escena congelada ya hace tiempo que ni se podrían ver si estuvieran allí, ni nadie los puede ver en una imagen fuera de allí. Hay muchos niños. Gente mayor. Pocos jóvenes. Y todos, con aspecto de gente humilde, pero alegre. Siempre celebrando algo, aunque sea solamente lo de ir una tarde a un paseo por el parque.

-Siempre te han gustado las fotos.

-Es que ya son  muchos años. Y lo que me gusta es guardar los recuerdos.

-Pero mira que traerte tantas fotos a un sitio como este…

-Bueno, ya sabes que este es un buen sitio para reencontrarnos con lo que hemos sido.

-Mira, mira, en esta tengo bien agarradas las galletas y el tazón de chocolate.

-Sí. Es el cumpleaños de tu tío. En nuestro patio. Estamos todos.

-También la bruja.

-Era el principio del fin.

-Sí, y yo solo soy un niño y mi tío también. A ti se te ve muy bien. ¿Y la Vespa?

-Por ahí la conservo todavía. Siempre impoluta y siempre dispuesta al tráfico.

-Al tráfico de todo –risas.

-Al tráfico de casi todo –risas.

miércoles, 5 de septiembre de 2018


COMUNIDAD DE CIENTO UN DESAHUCIADOS  EN VEINTITRÉS PALABRAS

LIX

Cuando terminó aquel teatrillo esperpéntico, sentí que una parte de mí moría, supongo que tengo edad para que partes de mí vayan muriendo.

(Modisto)

martes, 4 de septiembre de 2018


II.        Disparar por disparar

-Es una pena que nos demos cuenta de los errores al cabo de tanto tiempo y cuando ya hemos cumplido tantos años y cuando ya no recuperaremos el tiempo que hemos dejado pasar separados. Tú, yo, nuestras familias…

-Y que lo tengamos que hablar cuando ya no hay remedio, y en este lugar.

-De todas formas todo está bien. Podemos de alguna forma enderezar el clavo torcido, si no del todo, sí en parte. Mi tío nos lo agradecerá.

-Él ya no puede agradecer nada…

-No seas cenizo. Tampoco puede desagradecer nada ni oponerse a nada. Hagamos lo que él haría si aún estuviera vivo.

-¿Y qué haría?

-Abrazarse a los tuyos después de abrazarse a ti.

-¿Y por qué no lo hizo cuando aún pudo haberlo hecho?

-Por la misma razón por la que ninguno lo hicimos. No hay ninguna razón. Por la misma razón por la que tu madre y la mía están ahora hablando entre ellas y han echado unas lagrimitas. Por la misma razón por la que nosotros estamos hablando ahora y no durante los últimos quince años.

-¡Maldita bruja! ¡Cómo lo manipuló todo!

-Sí. ¿Te enteraste que también se murió?

-Claro. Estuve con mi madre y mi mujer en su entierro. Fue hace cinco años.

-Incluso después de muerta ha aguantado su odio, envenenándonos màs y màs tiempo. Es increíble el poder de esa mujer.

-Recuerda que decían que lo de bruja no era una manera de hablar…

-Venga, hombre, no empieces otra vez a recordar aquello de que juntaba y separaba parejas, daba y quitaba fortunas…

-Yo solo te recuerdo lo evidente: nuestras familias se separaron y han estado años sin hablarse porque ella lo manipuló todo. Y nuestras familias no eran nuestras familias. Las dos eran una sola familia.

-Y ha tenido que morir tu tío para que de alguna forma vuelva la normalidad. Bueno, vamos a tomarnos un café. La noche va a ser larga.



El atardecer de los cementerios tienen todos una atmósfera especial y un color de sangre que se deja notar cuando ya la luz del sol es una serie de puntos juguetones filtrándose por los huecos de la espesura de los cipreses. Los dos hombres, de distintas generaciones, de distintos cunas, con distintas visiones de la vida, pero hermanados en otra época porque sus familias compartieron un mismo patio donde se celebraban los cumpleaños, las comuniones…, caminaban despacio hacia la cafetería. Tenían mucho de qué hablar y sobre todo tenían muchos recuerdos que compartir y muchas historias que dar a conocer al otro y que ese otro desconocería, después de años sin dirigirse las palabras de educación en un  saludo a la entrada de la casa de vecinos que compartían. El más joven hacía años que no vivía allí después de casarse, pero Manolo sí, con su esposa de siempre que ahora le sonreía feliz, pese al duelo, porque había reencontrado la amistad de su vecina de toda la vida.

lunes, 3 de septiembre de 2018


I.                    Disparar por disparar.

Se despertó bien temprano en la mañana de los hechos, como siempre, sin ninguna necesidad de hacerlo forzadamente, porque el viejo despertador de su anciano reloj biológico lo llamaba, y con la misma prontitud de siempre, se preparó y se tomó una taza de café bien cargado y sin azúcar, se afeitó y se duchó, y luego barrió despaciosamente la casa. Ya cuando pulsó el botón del ascensor, se acordó de su olvido y desanduvo lo andado, abrió la puerta, cogió su beretta, tal y como te dejé, giró el tambor, comprobó que estaba cargada y se la guardó en la sobaquera. Las cosas hay que hacerlas cuando hay que hacerlas. No dejarlas para después ni acelerarlas para antes.

sábado, 1 de septiembre de 2018


COMUNIDAD DE CIENTO UN DESAHUCIADOS EN VEINTITRÉS PALABRAS

LVIII                           

Cuadró la contabilidad con palabras como, Te debo un sinfín de mares, océanos, acantilados, bosques sin vallas. Bailes con flores. Luces sin sombras.



(Modisto)