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ENCIERRO día 47
Porque
cualquier cosa puede convertirse en un encierro de miserias y casi que las
mismas y al mismo tiempo puede brillar como un lago de cisnes en un mediodía de
primavera, y tanto con lo uno que con lo otro nadie conseguirá ser la sombra de
John Coltrane por más que entonemos grandes cantos de esperanza si al final
seguimos creyendo en el sistema de siempre.
(Modisto)
ENCIERRO día 46
He
ganado todos los partidos cuando estos ya habían acabado. ¡Es fantástico! No te
equivocas nunca, y lo puedes hacer tumbado en el sofá, y además puedes y casi
que debes poner verde a los que jugaron y se dejaron en su esfuerzo tantos
pases errados, tantos remates que se fueron a las nubes, y en su ansia por
marcar, cayeron tantas veces en el fuera de juego.
(Modisto)
ENCIERRO día 45
Malentendiendo
lo que ves y lo que oyes, llegas al punto de que es tan real la mentira como
que las puertas se abren y se cierran dependiendo de quienes tengan las llaves
y de quienes tengan la suficiente maldad de hacer negocio con la fina tela que
pueda ocultar el dolor humano.
(Modisto)
ENCIERRO día 44
Como
casi todo lo que se va olvidando, las olas se cuentan para quedárnoslas y para
volver siempre al camino que se cultiva.
(Modisto)
ENCIERRO día 43
Las
equidistancias en la vida real del día a día no existen. Y ese discurso
desesperado y tragicómico del Todos son iguales ya no cuela, ni la verdad es
eso ni la verdad existe y sí que ese discurso solo esconde desprecio a lo justo.
No, no todos somos iguales ni somos lo mismo. No es lo mismo fijar el precio de
algo tan necesario hoy como las mascarillas, que pretender enriquecerse en esta
situación tan dramática poniendo el precio que se quiera, apelando a ese
fantasma que recorre la desigualdad y a la que llaman Mercado Libre. No, no es
lo mismo.
(Modisto)
ENCIERRO día 42
Echo
en falta alguna cuesta o escalón. ¡Quién me lo iba a decir a mí viviendo desde
siempre en la cima de esta montaña que no hay dios que sea capaz de subirla sin
quedarse sin aire! Pero esta placidez de llanura sobre baldosas en la que ahora
me desplazo, me mata tanto o más que la cuesta de la que una montaña o los
cinco pisos que me separan del suelo real. Tampoco me fuerzo a girar ninguna
curva, sino todo lo más un ángulo recto hacia el otro pasillo.
(Modisto)
ENCIERRO día 41
Continuará
todo en un próximo capítulo que pudiera ser otra novela, donde lo mismo habrá
estrellas que se oculten por las noches, como nubes que no hagan falta para una
buena tormenta, pero lo mismo tú y yo seamos imprescindibles para que no haya
silencio por las calles.
(Modisto)
ENCIERRO día 40
En
este día que no es ni de día ni es de noche ni es lunes ni domingo, podemos
acabar bajo la lluvia o bajo un tórrido sol o en el nublado más gris sin
mojarnos ni sudar, para siempre sin color ni luz más que la de nuestras miradas
allá lejos de la cercanía final de un pasillo en una grisácea videoconferencia.
(Modisto)
ENCIERRO día 39
Podríamos
llenar los cementerios de hombres y mujeres libres que hicieron caso a otros
hombres y mujeres indeseables. Miserables. ¡Pero estos son tan poca cosa! Por
cierto, acaba de entrar un moscardón, se cree grande, y pretende acompañarme en
el paseo, pero hasta él comprende rápidamente, aunque se crea una majestuosa
águila, que eso no es posible, y basta un leve manotazo para espantarlo.
(Modisto)
ENCIERRO día 38
En
el paso séptimo, justo detrás de la mesita de cristal, celebraban un baile sin máscaras
ni música ni parejas alegres moviéndose a ningún compás y sin ningunas ganas,
pero del bolso grande de los domingos, que se sentó en el sofá, salió Mary
Poppins como una mariposa que no necesitara alas para volar, sonrió a todos los
tristes que allí no estaban, y al agarrarse para intentar seguir su caminata
conmigo, supe que aquello era imposible, pues en mi circuito solo cabe una
persona.
(Modisto)
ENCIERRO día 37
Sería
interesante saber cómo cerrar el encierro, y cómo y dónde tirar las llaves de
las cerraduras abiertas y dejar que los ojos solo vean que de lo que más allá
que de los muros, se escondían los otros ojos de un gato asustado entre tanta
noche.
(Modisto)
ENCIERRO día 36
LA
CHANSON DU CONFINEMENT
De
l’entrée de la maison
A
la terrace
De
l’entrée de la maison
A
la terrace
Je
cross le salon
Comme
une plage
Je
cross le salon
Comme
una plage
(Repetir durante toda la caminata)
(Modisto)
ENCIERRO día 35
Por
eso quizás yo siempre he admirado a un personaje como El Zorro, no por nada,
sino porque él sí que sabe ocultarse de la estupidez humana y luchar contra lo
injusto sin que nadie lo descubra, pero yo no puedo, y enseguida les digo,
¿pero dónde van ustedes, pero es que no se dan cuenta…? Pero es que… Al final
sigo siempre mi camino y lo hago a cara descubierta. Ya lo están viendo
ustedes. ¡Qué error más grave el mío! Sin embargo, me noto muy callado para lo
que podría decir. ¿Estaré entrando en el drama decadente de la madurez?
(Modisto)
ENCIERRO día 34
Por
allí no pasaba nadie más que yo, y por allí fueron secuestradas varias
ilusiones que se pondrán en libertad en cuanto el día deje de ser una herida
sin noticias de su sangre, y la noche retorne a aquellas oscuridades luminosas
que nos cobijaron.
(Modisto)
ENCIERRO día 33
Como
soy de andar fácil y ligero, quizás de ahí viniera la escena, y también de un
homenaje doble: un homenaje a algunos de los escritores, aunque faltan muchos,
que me siguen fascinando: Cervantes, Góngora, Zorrilla, Lorca, García Márquez,
Melville; y también un homenaje quizás más oculto a los monjes en sus lecturas
y rezos de maitines y laudes en las abadías, que también la escena procede de
allí. Les dejo con el final que no pudo ser de Vittorio Gassman cena con Moby
Dick, de un servidor con la ayuda y el sacrificio y la ilusión de muchos otros.
(Modisto)
ENCIERRO día 32
En
el sexto paso se me abrió la oportunidad de taladrar un agujero que diera a la
casa del vecino de abajo, pero esa no era la solución, ¿qué iba yo a hacer en
una casa extraña donde nada se me había perdido? Deseché la propuesta y
continué caminando hacia otra oportunidad, que no era otra que la de que en el
undécimo paso se me ofrecía, y era la de mirar de soslayo y pedir al cielo para
que no estuvieran los de los papeles detrás del sofá, ni que me quedara
adormecido por la brillante belleza de mi alrededor para acabar sobresaltado.
Pero la agitación yo ya la llevo muy adentro cuando llego al ángulo muerto y
sospecho que ellos siempre están ahí, y que si no salen hoy es para poder
seguir riéndose de mí.
(Modisto)
ENCIERRO día 31
Encierro
hoy de recuerdos no vividos y esperanzas truncadas y esperanzas que brotan cada
vez que recuerdas las esperanzas muertas como hojas que vuelven a su árbol cada
primavera aunque esta primavera sea tan especial, aunque al árbol le hayan
pasado tantos años y tantas derrotas que ya no le queda trozo de tronco ni rama
sin herida. Pero ahí está, sigue firme en su empeño legítimo de pasear su
dignidad con el orgullo de seguir siendo un niño que cada día como hoy, que
cada día como cualquiera, es un gigante.
(Modisto)
ENCIERRO día 30
Los
trece pasos fueron hoy en góndola. Había mucha humedad en el ambiente y la
típica bruma de la mañana así como el típico balanceo suave de la mar serena
por el gran canal, la paz, la armonía, los ojos que empiezan a vencerse secuestrados
por la belleza del instante que quién pudiera hacerlo eterno y quién pudiera
grabar cada detalle de lo que ocurre…, la llegada estruendosa de la lancha de
los carabinieri, el cuerpo que de un salto peligroso sale de su dulce letargo,
otra vez la documentación, los nervios, el final del pasillo…, la puerta
cerrada.
(Modisto)
ENCIERRO día 29
Y
andando y andando siempre sobre mí mismo de trece en trece pasos llegué a
lugares que eran como titulares de telediarios según en qué épocas, ahora
parece que no conviene, como patrias del demonio y plazas que ahora parecen
como olvidadas o borradas, y en esos lugares perdidos, borrados u olvidados vive
gente borrada, olvidada como también son borrados, olvidados o perdidos otros
humanos, que son los mismos, pero que viven en otros lugares borrados,
perdidos, olvidados, rodeados de una riqueza que nunca les pertenecerá, y a los
que les inventaron el sueño de ser felices y morir bajo fosas comunes, pero
arropados en la bandera de la libertad del mayor de los imperios.
(Modisto)
ENCIERRO
día 28
Apostados
tras el sofá, en mi undécimo paso de ida, me aparece una pareja de la Guardia
Civil que muy amablemente me pide la documentación, pero yo en el chándal no
llevo ningún papel, y me creo ya apresado y les entrego mis muñecas (las que
unen la mano y el brazo, vaya), cuando ellos, en un alarde de benevolencia me
indican que continúe, y yo alcanzo los trece pasos de la ida y retorno a los
trece pasos de la vuelta. Uno poco nervioso, eso sí.
(Modisto)
ENCIERRO día 27
De
entre los aplaudidores de las ocho de la tarde, ¿cuántos habrá que en su
momento se compraron un seguro privado de salud porque pensaban que la
Seguridad Social funcionaba mal y/o porque lo privado siempre es mucho más
eficaz y eficiente que lo público?
(Modisto)
ENCIERRO
día 26
Y
si no hubiera otro camino que este, este sería, pues ni conmigo ni con los míos
podréis por más que el veneno que escupís creáis que en el algún momento va a
poder con la dignidad de estar frente a vuestro odio. Mientras pueda bailar,
siga sonando y pueda oír la música, pueda ver cuadros en colores o en tonos
grises y apreciar la belleza de algún verso, desistid, es inútil que intentéis
derrotarme. Mi ejército es invencible.
(Modisto)
ENCIERRO día 25
Y
si fuera la última vez y sí, ninguna otra más, la tendríamos que convertir en
la mejor de nuestras oportunidades, pero no por resiliencia, ridícula palabra
utilizada por aprovechados de pobres ingenuos, sino por puro sentido de supervivencia.
(Modisto)
ENCIERRO día 24
Como
cuando alguien desde su lujoso coche viene a dejarte, lanzando muy ufano y
generoso y espléndido algún trozo de carne casi no caducado o un plato de sopa
fría dispuesto a ser calentado para un triste almuerzo en la soledad de un
posible encuentro con un posible destino incierto. Y como si el pueblo lo elevara
a un ser magnánimo, irrepetible, exquisitamente fino en la grosera línea del
explotador. Y como si ese hombre tuviese nombre y apellidos.
(Modisto)
ENCIERRRO día 23
Se
escuchó un grito de socorro como si fuera lejos pero muy potente, que pudo salir
perfectamente de una garganta enrojecida que pedía auxilio casi suplicándolo
porque sus oídos, su sistema nervioso y todo su cuerpo no podían soportar una
vez más que la canción lo golpease, lo arrastrase, que lo aplastase… ¡Qué a
gusto me quedé aunque mi esfuerzo no lograra ningún resultado y mis golpes se
estrellaran contra el vacío! Y aunque alguien vuelve ahora a emocionarse y sus
familiares y vecinos con él al hacerla tronar de nuevo, seguiré resistiendo.
(Modisto)
ENCIERRO día 22
Sin
tropezar con nada y a buena velocidad y seguro de mí y andando hacia atrás, e
incluso lo puedo hacer a ciegas y de puntillas o haciendo el pino si poseyera
cualidades físicas para ello, es lo que tiene la precisa habilidad del confinado
que no desiste en su empeño de creerse donde en realidad no está para poder
seguir haciéndolo e ilusionándose con que aún sigue vivo y no tampoco aún
confitado.
(Modisto)
ENCIERRO día 21
Aviso
desde Cabo Cañaveral: Tenéis más cerca la Luna que la calle, tocar a un astronauta
que a vuestro vecino, y lo del marciano ni digamos, hoy le toca cocinar a él y
está preparando uno de los platos típicos de su… ¿Tierra?
(Modisto)
ENCIERRO día 20
Pero
el asesino era tan sutil como lo es la suave brisa de un amanecer siempre
incierto, como lo es el abrupto atardecer de un día que no terminara de caer
por más que la noche lo empujara hasta su resurrección en medio de un pasillo
que atraviesa solo el aire de unos pasos que se repiten y se repiten atrapados
entre una ventana a un campo desconcertado y a una pared que nunca sabrá si
alguna vez dará cobijo a una puerta que se abre.
(Modisto)
ENCIERRO día 19
Cuando
yo voy, ella viene, y ella dirá que es al revés, y al cruzarnos, formamos un
ángulo recto en cada uno de nuestros encuentros sin tocarnos ni chocarnos, como
si mágico fuera que yo pisara un paseo marítimo y ella pisara un campo de
cristales, o no sé si al revés, mientras al fondo las calles despobladas
suplicaran que de nuevo las pisotearan de una… vez.
(Modisto)
ENCIERRO día 18
Hace
viento, a veces frío, y llueve o sale el sol, pero todo eso y sus astros y
lunas correspondientes y las galaxias perdidas, todos, están ahí fuera, en
realidad todo está tan ahí fuera, como esperándonos sin hacer otra cosa que
esperar inquietos hasta que lleguemos de nuevo.
(Modisto)