Las aventuras de Deperente VI
Secominuca era hija de inmigrantes
vietnamitas que llegaron a Nueva York cuando Estados Unidos aún no estaba en
guerra con su país, aunque ya todo el mundo intuía que algo aún más gordo de lo
que ocurría iba a ocurrir. Ellos, los padres de Secominuca, no se conocieron
hasta algunos años después, cuando ya comenzaban a pasearse por el aburrido
mundo de los adultos, a pesar de haber viajado en el mismo avión y de haber
vivido en el mismo barrio, un barrio lleno de flores y de sonrisas amarillas.
Como para los inmigrantes la vida es muy monótona porque consiste en
levantarse, trabajar, acostarse y vuelta a empezar, era muy complicado que
aquellos dos jóvenes rodeados de ilusiones imposibles llegaran a contactar o a
cruzarse palabras. Tuvieron que esperar a que la lotería de la vida los llamara
a cada uno por su nombre y uniera sus destinos de mandarina y almendro en flor.
Pocos años después nació Secominuca; y bastantes años después, en una Nueva
York muy distinta, nació el amor con Deperente; y aún bastantes años después,
Deperente miraba el rostro de su amada, cuando él ya ni pensaba que ese amor
pudiera volver, y cuando ella lucía el vestido agitado y permanente de los
recuerdos.
(Modisto)