COMUNIDAD DE CIENTO UN DESAHUCIADOS EN VEINTITRÉS PALABRAS

XLI

El padre salió tranquilo, orgulloso. No logró el aprobado del hijo, pero sí cargarse a un buen número de profesores de aquel claustro.

(Modisto)

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XL

Juventud perdida, perdida voz sin justicia, justicia sin manos, manos sin caricia… Sobre el vientre de las mujeres se escriben todas las historias.

(Modisto)

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XXXIX

Aprendimos, entre la curva del destino amontonado de tristezas, y el sobrio color anaranjado de un amanecer, que aún quedaban ocultas noches rojizas.

(Modisto)

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XXXVIII

Me atormentaba no volver a verte, que la rutinaria operación se complicara, bisturí enredado, anestesia dislocada, y eso atacara a mi acelerada ceguera.

(Modisto)

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XXXVII

Para Santi, que sabe bien que los retos, retos son.

El correo de su víctima, acusándolo de aquel asesinato, nunca llegaría a su destino por un capricho involuntario del fantasma de la wifi.

(Modisto)

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XXXVI

Bueno, no sé, quizás pretendíamos recuperar espacio o tiempo o alejarnos tanto, tal vez hasta tropezar con el embudo misterioso de la madrugada.

(Modisto)

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XXXV

Es el calor infinito de deseos lo que me mueve, aunque a veces, el atardecer me mire como algo adormecido en una cuesta.

(Modisto)

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XXXIV

Como respirar era imposible y porque estamos hechos a base de golpes recibidos, parece que este verano queda suspendido el miedo a besarse.

(Modisto)