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ENCIERRO día 17
El
niño permaneció escondido durante meses, oculto dentro de la alacena. Protegido
por su natural anonimato desde el que nació. Y fue el más feliz, tan feliz como
si en realidad estuviera alumbrado por los dioses. Bien almacenado de dulces y
golosinas, aquello fue una bendición de la adversidad sin que de ningún modo le
pareciera grave que la tragedia no tuviera fin. Lo de menos fue que nadie en la
casa lo echara de menos, ni los kilos ni las caries.
(Modisto)
ENCIERRO día 16
Nunca
nadie se escapó de las alambradas con tanta dulzura, ni de los pasos dados, ni
de los colores grises que despedía el campo en su primavera marchita tras los
cristales, ni tan siquiera nunca nadie huyó con tanta armonía de aquellas cosas
que tanto amábamos, y que tanto seguiremos amando como ingenuos felices, como
lo hicimos nosotros.
(Modisto)
ENCIERRO día 15
A
veces se me confunde el microondas con el canasto de la ropa sucia que empiezo
a no distinguir con la está ya en el tendedero, y el único carro que veo desde
hace un par de semanas es el carro de la compra porque otro…, pero se parece tanto
al que dejé aparcado en la calle, ¡y con batería!, no he llegado a montarme en
el que ahora tengo aquí delante por el simple placer de conducir un ratito…,
por ahora. Y qué me decís de la semejanza entre el televisor en un telediario y
un váter, no me lo negaréis, son dos gotas de agua, ya más de una vez me han
tenido que regañar, con razón, para que no le dé más a ese botón para
encenderlo, que no se puede desperdiciar el agua, me dicen, y esas solo son
unas pocas cosas de todas mis confusiones.
Pronto me veré en el espejo y me colocaré bien la corona.
(Modisto)
ENCIERRO día 14
Ella
me pidió aparecer en la portada de este encierro como protagonista en algún
capítulo, pero ya le he dicho que eso no podía ser porque no existe una portada
más luminosa que ella misma, que se llama Ana, y que llena de contenidos todos
mis planes, tanto los de dentro como los de fuera.
(Modisto)
ENCIERRO día 13
Mi
caligrafía sale hoy algo torcida porque hasta la poderosa Moby Dick se ha
tenido que guarecer en las profundidades del mar. Pero a la vez brilla lisa,
clara, llana. Como si estuviese más allá de la puerta que separa el tú y el yo
de los otros. Como si nuestros trece pasos fueran la avenida por donde el tú,
el yo y el los otros bailáramos un nosotros muy muy muy pegados hasta traspasarnos,
algo así, por ejemplo como un tango y después tantos, tantos y tantos hasta
caer tumbados entre millones de risas.
(Modisto)
ENCIERRO día 12
Por
más que intentamos jugar al escondite, este se no volvía imposible porque ya no
había sitio ni debajo de la cama, que está ocupada por una caja rectangular
llena con ropa ordenada, limpia, planchada, ni detrás de las cortinas porque
siempre hay alguien allí, y además, se nos ven los pies, y al pillapilla
desistimos desde el principio porque tropezábamos con sillas y mesas como si
fueran nuestros enemigos. Alguien sugirió salir fuera como lo hicieron los
hermanos de Casa tomada, pero esa posibilidad nos era negada por fuerzas
extrañas del exterior que podrían devorarnos, como también lo hacían las
fuerzas más familiares del interior. Alguien sacó de rincones ocultos un
parchís, el dominó, un ajedrez y libros, y preguntó, ¿y ahora qué hacemos?
(Modisto)
ENCIERRO día 11
Este
siempre ha sido, es, y será, un país de LISTOS. LISTOS así, con mayúsculas. No
listos que saben un par de cosas y aprenden de otros, de aquello o de más allá,
no, no, LISTOS que lo saben todo. LISTOS que se reían de lo que estaba pasando.
Y que se indignaron con las primeras medidas restrictivas porque “¿Quién me va
a decir a mí qué es lo que puedo o no puedo hacer?”, en esa máxima de los
liberales. Y que se rasgan las vestiduras ahora porque hay que ser más duros en las
medidas, “Hay que cerrar fronteras y cielos”. LISTOS que navegan por todas las
aguas en su propio hundimiento arrastrando a tantos ingenuos.
(Modisto)
ENCIERRO día 10
¿Habéis
perdido ya la noción de los días? ¿Habéis alcanzado el desconcierto de no saber
qué hora es? ¿Dónde estará el reloj? ¿Dónde habré puesto las gafas? No perdáis
la disciplina pero tampoco estéis dominados por ella. Ni dejéis cosas para
luego porque esa es una de las trampas del encierro, creer que como hay muchos
luegos… Nada de eso. Sigue habiendo solamente el ahora. Controlad el número de
latas de cerveza o el número de dulces que quedan, el número de calorías que
perdemos al día, el número de veces que abrimos innecesariamente el frigorífico…
y descontrolad las sonrisas, los besos, la amabilidad, las caricias que os
dejen las circunstancias, los roces con quien amáis si tenéis la suerte de que
esté cerca… Entonces iremos por el buen camino.
(Modisto)
ENCIERRO 9
Cuando
el aire te dé en la cara y cuando tú no sepas qué hacer con tu cara y sí con el
aire, que te lo tragarás, seguro, como si hubieras recorrido kilómetros y
kilómetros por el desierto sin una maldita cantimplora…
(Modisto)
KAIKUS DESENFRENADOS
IX
Fue
lentamente
La
rosa amanecía
Perdida
dentro
(Modisto)
ENCIERRO día 7
Como
siempre, las primeras cosas, sean importantes o no, ocurren por la mañana, esta
mañana caí en la cuenta de que el viernes cerré el quiosco por donde se me
cuelan y me asaltan los miles de fantasmas del enigmático exterior de ninguna
parte, a las catorce y treinta minutos. ¿Cuántos de esos fantasmas me encontraré
el lunes a la ocho de la mañana cuando vuelva a abrir el quiosco? ¿Cuántos de
ellos se habrán mutado en fieras? ¿O serán ya todos zombis vagando como solo lo
hacen ellos, con la ropa raída, los brazos alargados y hacia abajo y sin ningún
rumbo?
(Modisto)
ENCIERRRO día 6
Esta
mañana bien temprano, parecía que no iba a ser viernes y que la primavera no
nos visitaría en algún momento del día, pero, si ahora que tenemos más tiempo,
aunque el tiempo se empeñe en ser el mismo, miramos más detenidamente, aunque parezca que no,
seguro que encontramos alguna flor que se ha cruzado en nuestros trece pasos,
aunque hayamos creído que eso era imposible.
(Modisto)
ENCIERRO día 5
No
es ninguna fiesta estar encerrado en las cárceles. Nadie nunca hizo cola
delante de ninguna de ellas pidiendo entrar.
(Modisto)
ENCIERRO día 4
Y
el silencio, que puede llegar a ser demoledor y balsámico y estremecedor tras
el humo del cigarro, también entre rejas y prisionero sin ninguno de los trece
pasos en el laberinto del lavadero.
(Modisto)
REGISTRO DE
PARAGUAS PERDIDOS
LXXXVIII
Estuve
a punto de perder el lápiz justo antes
De
escribir mi último verso cuando ya
Sabíamos
que no había ningún otro que
El
día que se nos marchó
Y
que
Cuando
estuve a punto de amarte y cuando
Justo
entonces de una nada de ningún misterio
Llegó
una carroza de oro
Sin
más riqueza que ser alguien que seguro
que
Nunca
fuera yo
(Modisto)
ENCIERRO día 3
Sí,
Steve McQueen es un gran ejemplo. Hay que ver la escena de Papillon, aparte de
otras películas de cárceles, pero sobre todo esa, donde llega a perder la
cabeza a pesar de su disciplina espartana en la celda contando los pasos uno,
dos, tres… Seguro que sin llegar a los trece, hasta la pared contraria. Siguen
siendo los mismos trece pasos de ayer sin que se puedan aumentar ni disminuir.
Ya parece que los pasos son para quedarse, y esos fantasmas a mi espalda y que me
atrapan las rodillas…
(Modisto)
ENCIERRO día 2
Llegan
los primeros fantasmas, ya sé que parecerá pronto, pero es así, tienen nombres
y apellidos pero ninguno rostro, muchos de ellos me hablan o me preguntan o me
dan instrucciones, órdenes, otros me ignoran pero sé que también están aquí, y
me he visto rodeado de ellos, y juntos, como un ejército, me han sitiado, me
han creado ansiedad y sudores fríos. Dicen pertenecer, aunque no me lo digan, a
una patria o fuerza que transita por un espacio desconocido al que dicen llamar
Internet que opera con armas invisibles pero con fuerza sobrada para
destruirte, dicen ser una classroom que está pero que no está, pero a la que
tienes que dar respuesta. Hoy he logrado sobrevivir. Siguen siendo los mismos
trece pasos, los mismos cinco pisos. ¿Y mañana?
(Modisto)
ENCIERRO día 1
Son
trece pasos el largo de la casa desde la puerta de entrada hasta el borde de la
terraza. Recorridos durante media hora por la mañana y otra media hora por la
tarde, más bajar y subir los cinco pisos que nos separan de la Madre Tierra,
más los tres pisos del edificio que separa la casa de la madre, de la otra, la
de la Madre Tierra, más o menos cumplimos los diez mil pasos, pero bajo una
presión desconocida.
(Modisto)
HAIKUS
DESENFRENADOS
VIII
Amarse
sin
Que
la belleza olvide
Ningún
silencio
(Modisto)
REGISTRO DE
PARAGUAS PERDIDOS
LXXXVII
Hay
un dolor extraño que no sube por ninguna parte
Ni
se instala en ninguna otra
Y
que les hace un merecido homenaje a aquellos otros dolores que
Sí
se ven
En
Aquellos
dolores que de tan ocultos que quedan
A
los ojos de quienes lo sufren que
Acaban
escribiendo como
Si
la censura garabateara sus obras
(Modisto)
COMPLEMENTOS
CIRCUNSTANCIALES
Nunca
hubo nada como sentirse bien apretado entre las manos del otro, y regalarnos
cada uno, además, con una sonrisa.
(Modisto)
REGISTRO DE
PARAGUAS PERDIDOS
LXXXVI
Dejaron
de aparecerse cuando
Tras
cortinas
Que
si bien eran densas sin
Densidad
siempre
Fue
de humo despertado y bien
Alerta
Al
encuentro
El
camino saltó por unos aires
Tan
de corazón encabritado como
De
sosegada permanencia en el otro
(Modisto)