sábado, 25 de enero de 2014

DE POR QUÉ TODO AQUELLO HABÍA SUCEDIDO



Las aventuras de Deperente XI

La cosa podría haber sucedido de otra forma, pero sucedió como sucedió. John Dewley salió de casa como cada mañana a las 7:30 A.M., y antes de llegar a la decena de pedaladas, Tom Gilderstern lo abordó bruscamente derribándolo con la única intención de reducirlo y acuchillarlo repetidas veces en diversos lugares de su cuerpo, sin método ni escrúpulos, vestido  el momento con el traje voluptuoso de la venganza. Ambos, tanto víctima como verdugo, jadeaban agitadamente, hasta que John dejó de hacerlo. Fue, cuando Tom soltó el cuchillo, rastreó en su bolsillo derecho, con lo que ensució de sangre del otro su pantalón de buena marca registrada como auténtica, se tropezó en su rastreo con una placa de policía, pero lo que finalmente sacó fue el móvil de la víctima, y marcó un número de teléfono. Deperente se puso al aparato y escuchó los argumentos de por qué todo aquello había sucedido. Los asesinatos pasionales son crueles, pero fáciles de resolver.

(Modisto

domingo, 19 de enero de 2014

ORQUÍDEAS



Las aventuras de Deperente X

Sí, y es que Deperente luchaba por resolver un caso de orquídeas. Alguien se las regaló a la mujer madura que reconstruía su vida y que tras oler las flores, cayó fulminada en un espacio de verdes sueños de juventud.

Deperente quiso hacer lo de siempre, trabajar con el mismo método de siempre y llegar a las conclusiones acertadas de siempre.

Pero no pudo hacerlo.

Y no pudo hacerlo, porque en el ambiente aún quedaba suspendido el olor penetrante del veneno que acabó con la vida de aquella bailarina de la incertidumbre ya en el declive de su carrera, que un día decidiera recorrer el mundo sin ninguna carga, que resolviera por encima de todo ser ella misma, y que tras enamorarse de todo lo que era bello, y entregar su corazón a otros corazones ya marchitos por las impurezas de la vida, una noche de colores salpicados por todos los rincones de su cuerpo, decidió oler aquellas flores de preguntas huérfanas de respuestas, y dejó de sufrir y de disfrutar aquella vida  que un misterio había dado a la luz.

Deperente, concentrado y mirando penetrantemente las flores, resolvió que todo aquello debía empezar por buscar dónde se habían comprado. El resto, vendría, no con prontitud, pero sí con seguridad.

Deperente, encendió un cigarro y marcó un número de teléfono. Las manos le sudaban de rabia.

(Modisto)

domingo, 12 de enero de 2014

EL PRIMER BESO



Las aventuras de Deperente IX

Mucho más allá de todo, está el primer beso, que fue dado con inocencia y con, sobretodo, deseos de que no fuese el último. Por eso, la luna iluminaba aquella noche con la luz tenue de las noches de más esplendor de todo eso que se esconde en la cajita de las sorpresas, y ¡puf!, sale solo y exclusivamente, y nada más y nada menos que para colorear la salobre piel que deja la vida. De ahí, que Secominuca se dejara llevar por el raro magnetismo de lo imposible. Nadie, y mucho menos ella misma, podía sospechar que todo era un engaño. Deperente estaba muy lejos de todo aquello.

                                                                                                                    (Modisto)

domingo, 5 de enero de 2014

ALGÚN IMPREVISTO



Las aventuras de Deperente VIII

La tarde que llegó Imprevisto a la Comisaría de Policía donde trabajaba Deperente en el Departamento del Amor, este no se encontraba, y no se le esperaba hasta la mañana siguiente, momento en que Imprevisto no podía ir, por lo que dejó una nota escrita de su puño y letra, y donde le dejaba su número de teléfono y lo invitaba a que lo llamara ”a cualquier hora en cualquier momento”, y le dejaba dos besos escritos con tinta negra de bolígrafo Bic salpicados de una lágrima que cayó inocente.

Mientras se masturbaba pensando en hojas de otoño y en problemas de Geometría, a Deperente se le apareció Imprevisto con toda su carga muscular, adelantándose al silencio de las sombras.

Aún no se conocían.

(Modisto)