Me advirtió la mañana
En su hora más abovedada
Que el perfil de sus horas
Y el calor de sus brazos
No iban a ser más que un sueño
En el que aún viviría
Sin saber
Si al despertar
Una tormenta de desencuentros
Me llevaría al desierto
O si
Al menos
La luna de los recuerdos
Me acogería
lunes, 10 de mayo de 2010
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