Al final siempre es lo
mismo. Me despierto. O me despiertan. Me bebo un café mientras le sonrío a las
últimas estrellas, y como no tengo más que decir, le digo a mi vecina que este
es el último intento, que cuando salga por la puerta, ella seguirá siendo mi
vecina y yo su vecino, pero que hasta luego, que así no llegamos a ninguna
parte. Nadie sabrá jamás el destino de nuestros sueños. Ni nosotros mismos. Y a
la mañana siguiente, al final siempre es lo mismo.
(Modisto)
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