sábado, 2 de noviembre de 2013

EL ESCRITO DEL LADRÓN


                                                                                                             
Las aventuras de Deperente VII
¿Por qué pensaron en Deperente para este extraño caso? Pues se pensó en él dos días después de que se evaluara la situación, y de ver cómo había quedado la casa tras el robo: desgraciadamente, todo muy patas arriba. La dueña de la casa, Karen Winslow, una cincuentona que vivía sola con un pajarito, se ausentó de casa una semana de diciembre para pasar la Navidad con su hermana en Boston. En esa semana, el ladrón se instaló a cuerpo de rey, comió, bebió, fumó, vio montones de películas de la buena colección de la señorita Winslow, y no solo se rio con algunas de ellas, sino que también lloró con otras muchas. Finalmente, al marcharse, también se marcharon con él todos los objetos de valor de la casa.

Entonces, ¿por qué Deperente?

Algún agente entre tanto desorden había descubierto en una cuartilla, escrito, un poema de amor dedicado a Karen. Deperente miró el papel, leyó el contenido, lo volvió a leer y volvió a mirar el papel, se sentó en un sillón orejero, encendió un cigarro, miró las volutas estrellarse contra el techo. El agente no salía de su asombro. Deperente comenzó a sonreír.

-Agente, pregúntele a la señorita Winslow qué encuentro sorprendente ha tenido en el último mes o algo más de una mes, pero no mucho más. Alguien a quien hacía años que no veía, muchos años, desde el instituto o la universidad. 

(Modisto)

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