sábado, 23 de diciembre de 2017

DE SIETE AÑOS INOLVIDABLES
                                                                Para Pepe Cruces y mis compañeros


Como nunca fuiste un directivo al uso
Y porque me propusiste como envenado regalo
Creerme ingenuamente ser jefe de algo
Es por lo que decidí embarcarme en tu proyecto como buzo

¡Cuántas discusiones y cuántas peleas pude haberme evitado
Si en aquel lejano mediodía de primavera
Decirte, ¡no!, te hubiera gritado
¡Eso sí que hubiera sido lo más sensato!
Pero también
¡Cuánto me hubiera perdido
Si eso hubiera ocurrido!

Y de un salto nos fuimos a otro
Esos martes de tarde donde lo mejor era irse después al chino
Y brindar por los malos ratos
Y mandarlo todo a algún quinto pino
Tantas veces dulces aquellos largos tragos

Pero no olvides nunca que lo mejor que logramos
Fue esa sólida fidelidad sin que nos amáramos
Porque el amor es cosa de locos
Y de esos el mundo está tan lleno
Que lo nuestro fue mucho mejor
Que lo nuestro fue hacer un grupo inolvidable
Que no lo podrá romper ni un misil ni un sable

De Cuevas, budista donde los haya
A Luján, deportista de la simpar Alhambra
De Loli Mora oidora que no psicoanalista
A Anabel cantautora y guitarrista
De esos turbios momentos de no saber qué hacer
De Charlie a Francis directores de trofeo
Navegando con firmeza en su tabla de redondeo
A Jaime siempre dispuesto al halago al jefe
Y al abrazo del amigo sin que nunca le pese
Y de ahí al Pelae ese que es de maldad carente
Y que siempre estuvo en la acera de enfrente

Nunca nadie se sentó allí ni de lo contrario hubo restos
De que todos y cada uno de los de los martes de gloria éramos
Uno de los nuestros
                                                                                       (Modisto)

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