martes, 28 de mayo de 2019


UN DÍA DE TERRAL Y FRÍO

Nunca pude saber muy bien si aquello era una realidad ficticia, o una ficción de la realidad, el caso fue que aquello se asemejaba más a un paraguas abierto en un día de terral que a un terral que te hiciera sangrar al respirar y te quemara las entrañas, y quizás por eso salí por la noche cuando yo solo lo hacía en casos muy especiales, y creí que la gente me miraba de manera acusadora, como interrogándome qué hacía allí, si no tenía nada mejor que hacer, y yo los ignoraba o intentaba hacerlo para así no distraerme o despistarme de mi propósito único, y recorría las calles a oscuras, y me iluminaba de las apagadas luces de las tristes farolas que parecían llorar al verme en aquel momento estúpido y lluvioso en que buscaba, porque antes alguien me lo había dicho, el cuerpo corrompido y sin vida de mi padre.

(Modisto)

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