Las aventuras de
Deperente XVI
Deperante y Deperente paseaban
por Central Park hacia un mismo punto pero por separado, cada uno al encuentro
del otro, y cada uno a cumplir su ritual de jueves por la tarde. Aún no se
había marchitado la primavera y sus fagocitadas luces luchaban por sobrevivir
un poco más desafiando al calendario. Las palabras eran siempre las mismas.
-Llegas tarde.
-Lo justo para que aún no
hayas colocado las piezas.
Llevaban cinco años cumpliendo
con una rutina impuesta por ellos mismos, justo desde que Deperante y los
asistentes al juicio escucharan la sentencia del jurado. “Inocente”. Fue
entonces, cuando el teniente se le acercó, y al oído le dijo: “No olvides que
yo sé lo que tú sabes. Te espero en Central Park”. Era un jueves y eran las
cinco de la tarde. Ahora era jueves y eran las cinco de la tarde. Los dos
hombres jugaban en silencio hasta la despedida una hora después.
-La semana que viene te toca
con blancas.
Y Deperente, cada vez que
escuchaba esas palabras (blancas o negras) recordaba el gol de Maradona contra
Inglaterra en el Mundial del 86, gol que nunca vio en directo, pues asistía a
un juicio contra un hombre al que él llevó al banquillo, pero con pruebas frágiles,
por el asesinato de su amante de la que se sentía cansado y agobiado, tal como
le dijo en la celda de su prisión mientras jugaban al ajedrez, pero que jamás
lo declaró oficialmente ni a la policía ni al jurado, sin saber muy bien por
qué.
(Modisto)
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