Las aventuras de Deperente XXX
El Departamento de Policía
del Amor no tenía central. Era el Departamento del Amor. Y como tal, se
autoabastecía mirándose el ombligo. En realidad, el Departamento de Policía del
Amor era un cuarto, llamado despacho, rectangular de tres por dos metros
cuadrados, donde apenas entraba el sol y donde se sacudían las miserias de
amantes no amados y amados sin amantes.
¿Recuerdas quién más te
quiere?
Ese era el lema del
Departamento, que colgaba de la puerta que daba acceso a una mesa con máquina
de escribir, luego convertida en ordenador. Preguntas con difíciles respuestas
y respuestas con preguntas imposibles.
-Nunca me olvides.
-Sé que me quieres. Claro
que lo sé. Pero nunca lo suficiente.
-Me quieres de una forma
tan distinta de como yo lo hago…
-Todo está bien. Pero yo
no.
-Nuestro mundo se hunde.
-Mi amor y el tuyo son tan
distintos.
-Jamás me has amado como
yo he querido.
-Todo está bien. Pero yo
no.
Palabras de amor sin amante.
O con amante desperdigado en el polvo cósmico. Suena el teléfono. Deperente lo
descuelga, y escucha preguntas a las que no tiene ganas de responder. Es la hora
de coger el abrigo y la gorra y salir a la calle a buscar las respuestas a
todas las preguntas que le van a asaltar cuando vea el cuerpo inerte de Adriana
Nuncatepierdas, una prostituta que conoció cinco años atrás.
-Nunca me olvides.
(Modisto)
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