COMPLEMENTOS
CIRCUNSTANCIALES
LO CURIOSO DE
TODO ES
Lo
curioso de todo es que como no pensaba en esto porque las alharacas y los
homenajes y los fastos me parecen tan ridículos y tan fuera de lugar y tan
raros como si me vierais ataviado con traje cruzado de botones dorados y
corbata con nudo Windsor elaborado por mis inútiles dedos y con un papelito con
dibujo de gaviota introduciéndolo en una caja en forma de urna, el caso, como
digo, es que como no pensaba en esto no se me ocurría nada, y mira que
veinticinco años dan para mucho, por lo menos para jartarse de muchas cosas,
que también, porque también lo estoy, como muchos de vosotros, ¿para qué vamos
a negarlo? Pero de la jartura hablaré cuando cumpla otros veinticinco años en
el colegio, que al paso que vamos los cumpliremos antes de conseguir
jubilarnos, que a algunos nos llegará esa jubilación navegando sobre la barca
de Caronte surcando ese río que te conduce a ese lugar adonde nadie quiere
llegar y donde nosotros estaremos elegantemente vestidos de pino o de caoba,
pero dando clases o reunidos…, quizás repasando algunas programaciones (¡Cómo
serán las programaciones dentro de veinticinco años?)
Lo
curioso de todo es que no me arrepiento de nada y mucho menos de haberos
conocido y de haber conocido y aprendido de otros muchos que hoy no están aquí
y de haber compartido sabidurías, risas y lágrimas, los más cercanos a mí saben
que soy de lágrima fácil, sobre todo cuando he sido injusto o cuando alguien
haya pensado que lo haya sido. Y no me arrepiento de nada porque todo lo he
hecho con buena voluntad y sin ninguna intención de dañar a nadie. ¡Pero es que
mi torpeza… También la conocéis! Eso de hacer daño nunca ha estado y nunca estará
en mi modo de proceder. Tengo mal carácter cuando tengo mal carácter y soy una
persona amable cuando soy amable, o sea, no soy una máquina. Soy un ser humano
como todos vosotros, y estos veinticinco años, junto a desatinos, desafueros y
desencuentros, me han hecho mejor persona, sin ninguna de la más mínima duda.
No hay nada como comenzar a ser un viejo para dejar de ser un joven, ¡qué
profundidad de pensamiento!, y eso, claro, imprime carácter.
Lo
curioso de todo es, y con esto acabo, que no, que no somos una familia,
afortunadamente, qué decir de los Sánchez Vicario o de la familia real, y eso
lo sé desde el primer día en este mi/nuestro colegio en el que antes pasé otros
muchos días como alumno al que le entra en vena la sabiduría mondejariana de los
maestros que nos formaron en la justicia, en la libertad, en el respeto, y que
también fueron alumnos antes y maestros después, ¡joder!, qué responsabilidad
pensar que yo iba a ser uno de ellos, y que tanto para mí como para tantos
otros, eran ante todo y sobretodo y por encima de todo buenas personas con una
gran vocación, a partir de ahí, si eso se lleva muy adentro, ser maestro es
fácil, muy fácil.
Muchas
gracias.
(Modisto)
No hay comentarios:
Publicar un comentario