lunes, 15 de agosto de 2022

 

LA SOLEDAD DE LO COTIDIANO

XX

Hicimos planes para robarle al jefe y deshacernos de su cuerpo

Aunque al jefe ya lo asesinaron los deseos y los sueños de los empleados

A eso de las tres de la tarde cuando todos dormían

Y el perro no ladraba

Aunque para ladrar ya estaba la vecina

Que descolgaba con facilidad el teléfono para llamar a la autoridad

Cada vez que se acercaba un ladrón o un asesino a la casa del jefe

Solo para fastidiar

A los que insistíamos en luchar por hacerla libre

(Modisto)

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