Con hojas sueltas con pie quebrado
Caminamos
Sobre muertes y sobre vidas
Sobre latidos de conciencia
Y sobre pérdidas de memoria
Olas que rompen y olas que estallan
En millones de lágrimas
Entornas los párpados y dejas de verlo todo
El río el cielo la paz los ojos enamorados
Apenas queda tiempo para los sueños
Pero en realidad el reloj nunca se detiene
Sigue su marcha incansable hasta hacernos desaparecer
Sin respiración
Ahogados por la propia sangre del querer seguir viviendo
Del querer seguir amando
Y en una vuelta más de tuerca
Suben por las paredes de nuestros latidos
El rencor el odio la maledicencia
Un puñado de notas disonantes
Que solo consiguen que seamos más infelices
Y de ahí
En el rincón más insospechado
Brotan la risa una flor
Que ilumina una caricia
Una mano tenida
Prestarse a ser el otro
(Modisto)
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