domingo, 12 de enero de 2014

EL PRIMER BESO



Las aventuras de Deperente IX

Mucho más allá de todo, está el primer beso, que fue dado con inocencia y con, sobretodo, deseos de que no fuese el último. Por eso, la luna iluminaba aquella noche con la luz tenue de las noches de más esplendor de todo eso que se esconde en la cajita de las sorpresas, y ¡puf!, sale solo y exclusivamente, y nada más y nada menos que para colorear la salobre piel que deja la vida. De ahí, que Secominuca se dejara llevar por el raro magnetismo de lo imposible. Nadie, y mucho menos ella misma, podía sospechar que todo era un engaño. Deperente estaba muy lejos de todo aquello.

                                                                                                                    (Modisto)

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