domingo, 19 de enero de 2014

ORQUÍDEAS



Las aventuras de Deperente X

Sí, y es que Deperente luchaba por resolver un caso de orquídeas. Alguien se las regaló a la mujer madura que reconstruía su vida y que tras oler las flores, cayó fulminada en un espacio de verdes sueños de juventud.

Deperente quiso hacer lo de siempre, trabajar con el mismo método de siempre y llegar a las conclusiones acertadas de siempre.

Pero no pudo hacerlo.

Y no pudo hacerlo, porque en el ambiente aún quedaba suspendido el olor penetrante del veneno que acabó con la vida de aquella bailarina de la incertidumbre ya en el declive de su carrera, que un día decidiera recorrer el mundo sin ninguna carga, que resolviera por encima de todo ser ella misma, y que tras enamorarse de todo lo que era bello, y entregar su corazón a otros corazones ya marchitos por las impurezas de la vida, una noche de colores salpicados por todos los rincones de su cuerpo, decidió oler aquellas flores de preguntas huérfanas de respuestas, y dejó de sufrir y de disfrutar aquella vida  que un misterio había dado a la luz.

Deperente, concentrado y mirando penetrantemente las flores, resolvió que todo aquello debía empezar por buscar dónde se habían comprado. El resto, vendría, no con prontitud, pero sí con seguridad.

Deperente, encendió un cigarro y marcó un número de teléfono. Las manos le sudaban de rabia.

(Modisto)

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