sábado, 25 de enero de 2014

DE POR QUÉ TODO AQUELLO HABÍA SUCEDIDO



Las aventuras de Deperente XI

La cosa podría haber sucedido de otra forma, pero sucedió como sucedió. John Dewley salió de casa como cada mañana a las 7:30 A.M., y antes de llegar a la decena de pedaladas, Tom Gilderstern lo abordó bruscamente derribándolo con la única intención de reducirlo y acuchillarlo repetidas veces en diversos lugares de su cuerpo, sin método ni escrúpulos, vestido  el momento con el traje voluptuoso de la venganza. Ambos, tanto víctima como verdugo, jadeaban agitadamente, hasta que John dejó de hacerlo. Fue, cuando Tom soltó el cuchillo, rastreó en su bolsillo derecho, con lo que ensució de sangre del otro su pantalón de buena marca registrada como auténtica, se tropezó en su rastreo con una placa de policía, pero lo que finalmente sacó fue el móvil de la víctima, y marcó un número de teléfono. Deperente se puso al aparato y escuchó los argumentos de por qué todo aquello había sucedido. Los asesinatos pasionales son crueles, pero fáciles de resolver.

(Modisto

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