martes, 31 de marzo de 2020


ENCIERRO día 17

El niño permaneció escondido durante meses, oculto dentro de la alacena. Protegido por su natural anonimato desde el que nació. Y fue el más feliz, tan feliz como si en realidad estuviera alumbrado por los dioses. Bien almacenado de dulces y golosinas, aquello fue una bendición de la adversidad sin que de ningún modo le pareciera grave que la tragedia no tuviera fin. Lo de menos fue que nadie en la casa lo echara de menos, ni los kilos ni las caries.

(Modisto)

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