martes, 17 de septiembre de 2019


EL DESPERTADOR

Yo de pequeño no necesitaba despertador, ese para mí era un artilugio tan extraño como desprotegido de ningún cuerpo, porque ya el cuerpo y la voz para despertarme y el olor a pan tostado lo ponía mi abuela que además me cantaba Suspiros de algo que ella decía que era España sin yo saber muy bien ni lo de los suspiros ni lo de España, pero que con su voz yo ya me sentía amparado en un nuevo día del que nadie iba a ser capaz de desembarcarme.

(Modisto)

No hay comentarios:

Publicar un comentario