sábado, 24 de agosto de 2019


ESCUPIR SANGRE ACUMULADA

Ahora sí, ahora es algo ya visto con más tranquilidad, algo más lejano, algo así como escupir la sangre que se me había quedado ahí acumulada de tanto odio que me colgaba desde que en la última rotonda, los coches con los que me encontraba no respetaban las señales ni la más mínima lógica y se cruzaban delante de quien solo esperaba alcanzar la tercera de las salidas, que era yo, sin tampoco alcanzar a saber que nunca lo conseguiría, pues uno de esos coches irrespetuosos quiso abalanzarse sobre mí y hacerme el amor sin yo saber si era eso, o que al final acabaría estampado para siempre contra el muro que quedaba a mi derecha o sentado en una silla de ruedas, pero al escupir la sangre acumulada de odio, esta fue a estrellarse contra los ojos y las manos del estúpido conductor que no pudo evitar el muro ni acabar sentado en la silla de ruedas que en un principio él me la había adjudicado.

(Modisto)

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