MÁS FELICES
A
ella, como a mí, lo que más nos gustaría sería que fuésemos más felices, así sin
más, como quienes se sientan en un banco de barrio que solo da a las mismas cosas
de siempre para siempre inventárselas y para que los golpee a ambos la lluvia
después de meses de sequía y apague sus cigarros, y poco después en alguna
esquina de las que no aparecen en los mapas, besarse hasta que la mañana los
despierte y cada uno vuelva a sus obligaciones, esas en las que tantos esperan
tanto de ti, que tú solo puedes dejarte navegar hasta volver al minuto en que
sobre el banco cae una lluvia desesperada por vivir que borra los contornos de
las fronteras de los mapas y todos los países tienen la forma de los labios de
ambos al besarse.
(Modisto)
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