jueves, 1 de agosto de 2019


NO ES CUESTIÓN DE TIEMPO

Con gran esfuerzo, pues no estaba entrenado para ello, logró subir a la montaña más alta de la comarca, que por otro lado no era demasiada alta, pero que sí escondía esos misterios que había enfebrecido la imaginación de generaciones y generaciones. Una vez en la cima, trepó a un árbol, pues sentía la necesidad de seguir subiendo hasta donde el silencio fuera el techo, y desde allí veía las casitas y los diminutos cuerpos de sus habitantes, y así inventó miles de historias que nunca serían ni publicadas ni escritas porque no sentía esa necesidad de egocentrismo vacío, y allí, en la copa del árbol, respiró el aire fresco que venía del norte, y unos fuertes rayos de sol que venían del sur, y todo fue aún a mejor cuando sin quererlo, de sus labios y de su aire expulsado, acompasadamente surgió una melodía que era como un abrazo a seguir viviendo de todo aquello, y que lo menos importante era que ese tiempo fuera corto para disfrutarlo según ayer le había diagnosticado el médico, que seguro que nunca subió tan alto como él hoy lo había hecho.

(Modisto)

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