BAUTISMO
El sacerdote llenó de
buenas intenciones el sonido que iba llegando de aromas frescos desde el
satélite caprichoso de la memoria, que jamás Arturo será ni lo tuyo ni lo mío,
pero, desde donde nacen las estrellas, que será de los dos, quizás seguro no a
todos les corresponde una estrella ni la más luminosa ni simplemente luminosa,
quizás desde luego, yo te bautizo, y como niño juguetón, el satélite dejó de
emitir, y fue entonces cuando comprendí que de todas formas, el bautismo y lo
nuestro no eran más que lo mismo, pues era el agua, y a ti a mí nos encantaba
ducharnos juntos.
(Modisto)
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