jueves, 11 de julio de 2019


ES MI CALLE

No, no había asesinos en mi calle, no, al  menos que yo estuviera equivocado y en cada esquina y en cada recta y en cada curva, se escondiera algún comando terrorista allá, o algún grupo mafioso de la cosa nostra un poco más acá con sus camisas de seda manchadas del rojo tomate que envuelven sus espaguetis que bailan y bailan en sus bocas abiertas que no paran de hablar, no, bueno, tal vez sí haya una inocente banda de pequeños delincuentes, yo de hecho una vez vi a un muchacho que empujó a una vieja mientras que otro le arrebataba el bolso, y ambos corrieron y corrieron riéndose por su hazaña, y la anciana fue atendida de inmediato, pero nadie persiguió a los dos jóvenes, que supongo se cagarían en la puta vieja cuando al abrir el monedero vieron que no llevaba más de diez euros, pero, ¿qué va a llevar una vieja que además venía de la compra?, es estúpido ser un delincuente y caer tan bajo, tampoco creo que haya una banda de narcotraficantes, a esos los odios especialmente porque hacen lo posible y lo imposible por crear enfermos de la desgracia, crear desgraciados de por vida, y ellos se manejan como dioses que a su vez manejan las vidas de los desgraciados que ellos crearon, no sé, espero que especialmente estos no se instalen en mi calle porque mi calle la tengo bien controlada desde mi ventana y la mantengo limpia y bien cuidada, ahí está Francesca con su perrito, siempre puntual a nuestra cita desde la distancia, son las ocho de la tarde, exacto, y no necesito ver el reloj para saberlo, y si alguien abriera la puerta sería mi hija después de hacerme la compra, creo que hoy es jueves, pero no, o sí, es ella, que viene gritándome, ¡papá!, parece como si llorara y viene con más gente que también grita algo así como, ¡policía, policía1, ¡ponga sus manos en alto y bien a la vista!, no, no son los delincuentes, o al menos los delincuentes que yo creo, son los policías haciendo su trabajo y se me acercan con prisas y empuñando sus armas hasta llegar hasta mí, y a mi silla de ruedas, sí, ahora veo a mi hija que está llorando,

(Modisto)

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