miércoles, 3 de julio de 2019


MIRADAS

Si no me miró seguro que fue porque estaba preocupada por algo más importante que por hacer de nuestras miradas dispersas, un simple cruce de nuestras miradas, pero si no fue así, y fue solo porque para nada en absoluto le interesaba que se cruzaran nuestros fuegos, eso yo no lo sé, quizás no lo sé porque no quiero saberlo, y porque tampoco yo soy aquel niño encadenado a una infancia de necesidades de tanto cariño, ni ella, ni ella era lo que ella era, y ahora y probablemente no será nada, pues su edad debe ser más la de los cadáveres que la de los vivos que aún sienten un fuego de pasión en cada roce o en cada una de las miradas furtivas, pues, claro, yo era entonces un niño, sí, y ella, una mujer morena de tallo ancho y firme que se hacía llamar mi vecina, y que nunca puso los ojos en mí, o sí, ya digo que no estoy seguro, y si lo hizo por qué lo hizo, pero yo sí que lo hice, y mucho, en sus ojos. Pero han pasado ya tantos años que nuestras miradas serían ahora oscuridades de cavernas.

(Modisto)

No hay comentarios:

Publicar un comentario