NO LO SABRÁS
Nunca
sabrás si ni siquiera yo estuve allí en aquel momento en que el concierto acabó
o si solo acababa de empezar, y si fue en ese momento cuando apareció aquel
espectro o monstruo o vete tú a saber qué era esa cosa que hablaba en otro
idioma bien distinto al nuestro, que no se disculpaba por nada, por más que
empujaba a todos, y llegó otro momento, en que, reducido por decenas de brazos,
escupió su propia sangre sobre la acera, y se levantó al poco como si nada y
luego volvió a caerse sentado sobre la misma acera, cuando todos los ingenuos
lo creíamos muerto, pero el policía nos tranquilizó de que todo iba bien, y que
lo único que necesitaban tanto el detenido como el funcionario de la placa era
que ambos se fumaran un cigarro mientras esperaban el furgón que los conduciría
a los calabozos, sin saber ninguno de los de allí, si el concierto empezaba o
concluía, o si estábamos en el descanso de rigor entre pieza y pieza.
(Modisto)
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